El Ministerio de Interior del estado español cifra en 112.925 el número de robos con fuerza que se produjeron en todo el país a lo largo del 2017. De hecho, los Mossos d’Esquadra calculan que en Cataluña se producen unos 2.000 robos al mes, y esta cifra tan sólo contempla las viviendas. Si hacemos un cálculo sencillo, esto se traduce en casi 170 robos al mes en viviendas de todo Cataluña.
¿Cuáles son los objetos más robados? Pues bien, los de valor. Desde cuadros, a dinero, figuras de materiales preciados, joyería, vehículos y todo lo que se pueda vender. La criminóloga norteamericana y exagente del FBI, Bryanna Fox, establece en su estudio ‘Creating Buglary Profiles Using Latent Class Analysis: a New Approach to Offender Profiling’ (2016), que el perfil del ladrón condicionará los objetos que este quiera robar. Esta experta americana creó diferentes perfiles de criminales para reducir la lista de sospechosos y consiguió aumentar en un 300% el número de casos resueltos.
Basándose en el parámetro que la manera como se cometen los robos está directamente relacionada con el tipo de persona que comete el crimen, la criminóloga dividió los ladrones en cuatro perfiles diferentes: organizados, desorganizados, interpersonales y oportunistas. Según el comportamiento delictivo que tenían, Fox analizaba la historia criminal, la edad, el método de actuación, la motivación de los hechos y la escena del crimen, entre otras variables.
Así pues, la investigadora describe el perfil de un ladrón organizado como el de un hombre, de entre 30 y 50 años, generalmente reincidente, que tiene un trabajo a tiempo completo y que frecuentemente conoce a sus víctimas en el trabajo. Los crímenes son principalmente premeditados y trae herramientas propias (como taladros, sierras o perforadoras) a la escena del crimen para perpetrar los robos. Tienden a ser personas experimentadas que actúan de manera resolutiva, asumen un riesgo elevado, están muy organizados y esperan un considerable botín, por lo tanto pueden tener el objetivo fijado previamente.
Continuamos, el segundo perfil de ladrón que describe Fox son los ladrones desorganizados. Los describe como personas jóvenes, generalmente hombres, que actúan de manera espontánea robando objetos de menor valor para obtener dinero rápido que asumen poco riesgo. Aun así asocia estos autores a personas con adicciones que necesitan dinero y generalmente actúan más bien por impulso (pueden romper ventanas, puertas y tienden a dejar rastro).
El tercer perfil lo denomina interpersonal, engloba aquellos ladrones que conocen a sus víctimas y roban objetos personales. En este caso, la investigadora determina que la persona puede robar para mostrar control o generar miedo a una persona de su interés.
Finalmente, el último perfil de Fox es el ladrón oportunista, es decir, aquel que generalmente es un forofo, a menudo un delincuente juvenil, que aprovecha una oportunidad para robar. Por ejemplo si ve un vehículo con las llaves puestas, una ventana o una puerta abierta, etcétera. Este perfil se asocia a personas que tienen un trastorno de control de los impulsos, sienten un impulso irrefrenable a hacerlo y por eso a menudo cogen cosas sin utilidad o que no necesitan.
Gracias al estudio de Fox el porcentaje de casos resueltos aumentó considerablemente en el estado de Florida y posteriormente se exportó su modelo de estudio a otras localidades. La criminóloga detalla que muchas agencias policiales y de investigación tienen una carencia de perfiles para analizar y estudiar a los sospechosos, por eso tan sólo el 12% de los delitos de robo acaban en detención en los Estados Unidos.
Ante estos hechos, la Policía recomienda reforzar las viviendas con elementos de seguridad que protejan las casas y persuadan a los criminales, o al menos dificulten la perpetuación de los crímenes.