Cada día utilizamos estos ingenios: para entrar y salir de casa, para utilizar el coche, para proteger la bicicleta y mil finalidades más. ¡Efectivamente! Hablo de las llaves y las cerraduras, estos instrumentos milenarios que nos acompañan día a día. Pero… ¿Os habéis preguntado nunca quién fue la inventora o inventor? ¡Hoy os lo explicamos!
Los orígenes
Según publicó la revista científica Sàpiens, no hay un acuerdo unánime sobre los orígenes de estas herramientas. Se cree que surgió de manera paralela en Mesopotamia, China y Egipto. Los historiadores apuntan que las cerraduras y las llaves se habrían inventado para cerrar los templos, lugares sagrados donde también guardaban los excedentes que producían los miembros de la comunidad y que generalmente controlaba la autoridades religiosas y/o políticas. Una de las primeras llaves que se conocen data del 2.000 antes de Cristo, hace casi 4.000 años. En aquella época, tanto la cerradura como la llave eran de madera y tenían una apariencia muy similar a la de las llaves y las cerraduras del siglo XXI.
El mecanismo original que inventaron los egipcios consistía en un pasador horizontal de madera que, adjunto a la parte posterior de la puerta, se hacía deslizar por una rudimentaria guía para encajar en un agujero que se hacía a la jamba (los laterales internos de las aperturas de las puertas y las ventanas). En aquella época, para accionar la cerradura se tenía que usar un metal o un trozo de madera curvado que con el tiempo evolucionó y se convirtió en la clave.
La evolución
Hasta la llegada del Imperio Romano todas las cerraduras y todas las llaves eran de madera. Los romanos incorporaron el metal y procedieron a desarrollar la tecnología que posteriormente ha permitido evolucionar hasta hoy en día. En los inicios del imperio, las llaves que se construían tenían unas dimensiones desmesuradas pero con el paso del tiempo consiguieron reducirlas. Inicialmente eran las familias de clase alta las que disponían de cerraduras metálicas que decoraban con ornamentos metálicos. Con la revolución industrial y la inmigración masiva del campo a la ciudad cada vez más se incorporó ésta herramienta a las puertas de los edificios, los pisos y las casas. En el siglo XVIII con la aparición de las cerraduras de puerta empezó la tecnificación del sistema, gracias a los norteamericanos Alfred Hobbs y Linus Yale.
Fue Linus Yale quién, junto con su padre, fundó la compañía Yale Lock Manufacturing. Ambos fueron los inventores del cerrojo de combinación, un tipo de llave y cerradura que aún hoy en día es una de las más comunes en todo el mundo. Padre e hijo se especializaron en la creación de sistemas de seguridad para bancos. De hecho, Linus inventó el cerrojo de cuadrante secreto o de combinación y a lo largo de su trayectoria profesional produjo más de una decena de patentes.
Una profesión
El paso del tiempo y la incorporación de este invento como sistema de protección de casas y edificios dió a la profesión de la persona encargada de custodiar todas las llaves de un mismo lugar, el clavero. Por ejemplo, uno de los museos más destacados del planeta, el museo del Vaticano, cuenta con cinco personas encargadas de las llaves que cada día abren y cierran todos los cerrojos, alarmas y ventanas que hay al museo. El responsable de todos ellos es Gianni Crea, quien en una entrevista aseguró que el museo vaticano cuenta con 2.797 llaves y que dedican casi tres horas al día al abrir y cerrar el museo. Según relata Crea en una entrevista, todas las llaves del museo están numeradas excepto una, la de la Capilla Sixtina, que no tiene número.